Mi padre es camionero. Un día
de verano me fui de viaje con él hasta
Italia. Cuando llegamos a Figueres y a la Junquera, vimos que
todo estaba quemado, los árboles, las casas y el fuego casi llegaba a la
gasolinera y a algunos animales...¡Era un horror!
Después vinieron los días buenos. Llegamos
a Francia, mi padre paró para tomar un vaso de café y a mí me compró un helado.
Más tarde nos fuimos al camión y seguimos el viaje. ¡Fue una jornada estupenda!
Un día después... ¡llegamos a Italia! Era
de noche. Mi padre paró para que nos lavásemos y nos fuéramos a la cama, que hay dentro del camión. Al día
siguiente mi padre se fue a descargar, yo todavía estaba durmiendo. Él se fue a
preguntar donde había una pizzería.
En ese momento, el camión se incendió por
dentro de la cabina. Yo estaba durmiendo al lado de las llamas. Me desperté
gracias a los hombres que estaban por alli. El humo me estaba ahogando y las puertas
estaban cerradas, pero vi en ese humo tan oscuro una ventana casi medio abierta
por donde podía respirar; pero eso no me salvaba del todo, puesto que las
llamas se estaban haciendo mas grandes. Vi que mi padre estaba viniendo hacía
la cabina.
Cuando llegó intentó abrir la puerta, pero no pudo, porque había un
seguro para que no nos robasen por la noche. También intentó romper la ventana
pero tampoco podía. Al final lo consiguió. Me dijo que saliera por la ventana,
¡y lo conseguí! Salí sana y salva, sin
heridas, solo que el pelo estaba muy seco, por las llamas y el humo. Mi padre
me abrazo y me dio millones de besos y
dio gracias a Dios porque estaba bien.
Después apagó el fuego.
Esa noche nos quedamos una en un hotel.
Mi madre
se llevó un gran disgusto y mi hermano lloró muchísimo. Los hombres que
trabajaban allí nos dieron de comer. Sin embargo el jefe de mi padre no nos
llamó para preguntar como estábamos; si no para interesarse por el estado del
camión, y si se podía trabajar con él.
Plamena Boyanova
Plamenova 6ºB
No hay comentarios:
Publicar un comentario