lunes, 25 de marzo de 2013

Principe destronado

Samuel pensaba lo mismo.
Éste era un niño mimado. Un día su madre tuvo un recién nacido. Samuel que era el rey de la casa, creyó ser el PRINCIPE DESTRONADO.
Noa, que así se llama su hermanita, era juguetona y muy risueña y lo lógico de los bebes es que lloren un montón por la noche. Ella era un sol, porque ni lloraba, pero hacia unos ruiditos que Samuel no entendía. Noa solo quería jugar con su hermanito.
Cuando la madre de Samuel, le daba el pecho a Noa, él entristecía, al ver que sus papas estaban más cerca de ella y la cuidaban mucho.
Una noche, Samuel fue al cuarto de Noa, se acerco a la cuna y cogió a su hermana en brazos y quiso librarse de ella. Pero al ver que estaba tan tiernamente dormida, le entró sueño y se acurruco con ella. A la mañana siguiente, al levantarse su madre fue al dormitorio y vio a Samuel y a Noa durmiendo abrazados. Los cogió a los dos y les dio un fuerte abrazo. Samuel al sentir el calor de su madre, comprendió que su hermana era muy pequeña y necesitaba el cuidado de sus padres.
Samuel tomó la decisión de que a partir de ese día cuidaría de su hermana y siempre estaría con ella.
MORALEJA: Tener un hermanito/a, no es tener un rival, sino tener a un amigo, compañero, cómplice, etc.
Eva Luque 4º A

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